En los últimos años, la tendencia de todos los Centros va dirigida a fomentar en sus alumnos/as, no sólo la calidad educativa ceñida en mejorar lo meramente curricular, sino que se considera de suma importancia acompañar el currículo de recursos emocionales y de otra índole, que alimente al alumno/a en lo académico y en lo personal, considerando de máxima importancia la educación integral de los alumnos/as.
El equipo de profesores/as, hemos decidido ir más allá e involucrarnos en un proyecto de renovación y mejora en nuestra metodología de trabajo. Tratamos de llegar a cada uno de nuestros alumnos/as y modificar nuestras estrategias de aprendizaje para ofertar a cada alumno/a lo que él o ella necesita. Para ello, todo el equipo realiza cursos de formación que nos dotan de teoría y técnicas que nos ayudan a poner en marcha actividades de innovación pedagógica.
Estamos tratando de cambiar nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje hacia modelos más personalizables. Intentando ofrecer una adecuada atención a la diversidad, un aprendizaje más individualizado y adaptado a cada alumno/a.
Para ello, estamos optando por clases más participativas, escuchando y descubriendo las necesidades de cada alumno/a, por ejemplo, a través de la aplicación de teorías como las inteligencias múltiples de Howard Gardner. La finalidad es conseguir que todos los alumnos/as asimilen, comprendan y afiancen los contenidos, para lo que es necesario adaptar el aprendizaje a sus capacidades o formas de aprender, sus intereses o su ritmo de aprendizaje.
En cuanto al profesorado, estamos un haciendo un gran esfuerzo por innovar en nuestras metodologías. La pedagogía inversa, el aprendizaje por proyectos, el trabajo cooperativo, dar énfasis a la inteligencia emocional, son algunas de las modificaciones que estamos empleando en las aulas. Este año los docentes seguirán poniendo en práctica éstas y otras metodologías innovadoras para sacar lo mejor de nuestros alumnos/as, motivarles y ejercitar todas las competencias y destrezas para convertirlos en adultos formados y preparados.
El papel de nuestros alumnos/as en todo este proceso es clave. El objetivo es adaptarnos a cada aula y transformar los procesos de aprendizaje, haciéndolos más activos. Además, tratamos de convertirles en protagonistas de su propio aprendizaje, relacionando la teoría y los conceptos aprendidos con la realidad que les rodea, llevándolos a la práctica. Este método resulta mucho más motivador para los alumnos/as, les permite “saber hacer”, “aprender a aprender” y construir un aprendizaje significativo y trabajar, entre otras habilidades y destrezas, las siguientes:
– Creatividad
– Autonomía y espíritu emprendedor.
– Resolución de problemas y superación de errores.
– Paciencia, esfuerzo y perseverancia.
– Pensamiento crítico.
El aprendizaje activo puede desarrollarse a través de multitud de propuestas y metodologías, entre las que destacan el aprendizaje basado en proyectos, en retos o en problemas, el trabajo cooperativo, el desarrollo emocional o las inteligencias múltiples.
La tendencia actual de nuestro trabajo va enfocada a que las aulas sean más flexibles. Las nuevas formas de aprender exigen que éstas se adecuen al trabajo en equipo, al trabajo cooperativo, incluyan distintos rincones o espacios de aprendizaje y potencien su flexibilidad para adaptarse a cada situación y momento.
Y por último, dar énfasis al uso en las aulas de las nuevas tecnologías como un recurso, que permite a nuestros alumnos/as relacionarse, informarse, estudiar, trabajar y comunicarse en diversos espacios, reales y virtuales. Esta posibilidad rompe las fronteras del aula y abre un inmenso abanico de posibilidades para los alumnos/as, pero también para los profesores/as, que encontramos un nuevo espacio para nuestra formación permanente, cada vez más necesaria en un mundo en constante cambio.